5.12.09

CLAUDIO NARANJO, CAMBIAR LA EDUCACIÓN PARA CAMBIAR EL MUNDO: "Sólo una educación más humana puede transformar la sociedad"


El psiquiatra Claudio Naranjo, en su libro "Cambiar la educación para cambiar el mundo" hace incapié en la necesidad de tener una verdadera educación para el desarrollo humano como única alternativa para tener una mejor sociedad.

«Estoy convencido que la educación será nuestra mejor esperanza, pero de ninguna manera la educación que tenemos. Tenemos una educación para que nuestra próxima generación se nos parezca, pero nos urge tener una educación que nos ayude a evolucionar –personal y socialmente- para que podamos así dejar atrás nuestras plagas».

Naranjo —representante de las nuevas terapias gestálticas y pionero de la psicología transpersonal— cree que el sistema educativo, por lo menos en Occidente, es un fraude, un sistema deshumanizado, automatizado y globalizado que se encuentra a merced de una fuerza invisible y poderosa que controla el dinero. «No es la guerra, ni la política ni el mercado: sólo una educación más humana puede transformar la sociedad».

Naranjo empezó a interesarse en la educación en los años 60, a raíz de un encargo que le hicieron en el prestigioso Standford Research Institute (SRI). Le pidieron que revisara todas las técnicas contemporáneas de desarrollo humano tanto surgidas en el mundo de la terapia como en el de la espiritualidad y de la educación, para buscar principios comunes. Entonces se dió cuenta de que, aunque existan esas tres instituciones tan diversas —la que se ocupa de la salud mental, la que está enfocada a la educación y la religiosa—, las tres son acercamientos a una misma realidad del desarrollo humano.

Él cree que la educación debería de dejar de ser un traspaso de información e incluir aspectos afectivos, y está convencido de que hay que cambiar al maestro para mejorar la educación. «Se supone que un profesor es una persona que ha alcanzado un desarrollo suficiente como para poder educar y no solamente ser una máquina de transmitir información». «Los educadores no se sienten en esa abundancia interior, se sienten bastante raquíticos como personas, y si hablamos en términos psiquiátricos, bastante enfermos».

"El niño aprende de lo que uno es" (Entrevista al Dr. Claudio Naranjo por David Barba en el diario La Razón, Viernes, 23 de noviembre de 2007)

¿Por qué es tan difícil cambiar el sistema educativo?

"El sistema educativo sufre una notable inercia burocrática. Además, el mercado de trabajo es caníbal y la Academia prostituye a los educadores".

¡Pobrecitos! Nadie los quiere.

"No los quieren los padres, ni los niños... La sociedad no les venera como veneraría a un verdadero educador. Sufren enfermedades psicosomáticas, depresiones, bajas laborales..."

¿Qué diantre ocurre?

"Que la educación no educa: es un fraude. Te vende grandes conceptos, pretende enseñarte cuál es el secreto de la vida... y luego no aporta más que hechos científicos, cuando lo que necesita un niño es conocerse a sí mismo."

¿Qué tiene de malo el álgebra?

"Lo malo es educar sin amor. Los niños se rebelan contra una educación que se les vende "por su propio bien", pero que distrae de las cosas verdaderamente importantes de la vida."

¿Y qué debería enseñarse en clase?

"Virtud, en el sentido griego. Y autoconocimiento. Y sed de búsqueda. También podemos preguntarnos cómo enseñar."

Usted dirá, profe

"Somos seres tricerebrados. La neurociencia nos enseña que tenemos un cerebro racional, otro afectivo y otro instintivo. La educación debería contribuir a armonizar esas tres partes. Se pretende que el niño renuncie a su instintividad, que se esté quieto."

El amor tampoco cabe en clase

"Y es una pena. Cultivar el amor es fundamental. La falta de afectividad en la relación entre el maestro y su discípulo es una fuente de neurosis. También hay que amarse a uno mismo, y eso no está bien visto."

Los seres humanos estamos sedientos de amor y...

"Hay una enorme sed metafísica insatisfecha y vivimos rodeados de una poderosa industria de distracciones que nos impide abordarla. Lo importante es conectarse con ese vacío y no llenarlo con lo primero que encontremos."

¿Cómo evaluaríamos a los alumnos en su escuela ideal?

"Las cosas que de verdad interesan se aprenden por amor al conocimiento, y no por miedo al suspenso. Los exámenes matan la enorme curiosidad de los niños. Y lo aprendido a la fuerza se olvida enseguida."

Hoy se habla mucho de educar en valores

"Educar en la virtud no es algo que se pueda hacer con prédicas. Si un profesor no es libre, no puede enseñar libertad. El niño aprende de lo que uno es, no de lo que uno dice."

¿Cuál es nuestra mayor resistencia al cambio?

"La religión del mercado. Se enseña a los niños a ser productivos, a ocuparse mucho del dinero. Esto se traduce en un empobrecimiento del alma."

¿Cómo anda de esperanza?

"Edgar Morín" me confió una vez que quizás el gran desastre que se avecina sirva para cambiar nuestra conciencia."

No me asuste.

"A veces, ante una gran tragedia, la gente abre el corazón. El cambio climático hará la vida más difícil. La sociedad deberá cambiar o sucumbir. Pienso en qué futuro les espera a nuestros nietos. Por ello la educación es mi mayor esperanza."

"Buscamos con soberbia el saber" (Entrevista a Naranjo en diario La Nación).

-¿Cuál es hoy la falla más importante en el sistema educativo?

-La educación hoy es un fraude. Instruye pero no educa. No contribuye al desarrollo integral de la persona, se ocupa de cultivar la mente del niño, pero no presta atención a sus deseos y emociones. No estamos educando para la felicidad, entendida como camino para el servicio y la vida. No se busca que los chicos sean seres autónomos, conectados con sus deseos y su individualidad. La educación se ha deshumanizado; está automatizada, globalizada, y se encuentra a merced de los intereses del mercado transnacional, de una fuerza invisible y poderosa que controla el dinero.


-¿Qué tipo de transformación necesitan los educadores?

-Los formadores precisan aprender lo que las universidades no le ofrecen: emprender un camino hondo de autoconocimiento, de sanación para convertirse en personas plenas, ancladas en su esencia; individuos con vínculos sanos. Creo haber desarrollado un método para lograrlo que hace hincapié en la meditación, el desarrollo de la atención, la quietud de la mente como vías de introspección. Mi teoría es que, si un maestro quiere enseñar a su alumno a ser libre, pacífico u honrado, él debe primero trabajar sobre sí mismo para alcanzar estas virtudes y luego transmitirlas.


-En su libro, usted propone que la educación asuma su potencial salvífico. ¿En qué sentido puede salvarnos?

-La educación debería colaborar en desarrollar seres humanos completos, integrales y puede ser salvífica si tiene en cuenta los tres niveles de evolución de nuestro cerebro: el instintivo, el afectivo y el racional. Hoy predomina el último por el paradigma racional de nuestra cultura; buscamos con soberbia el saber. Las escuelas descuidan los aspectos instintivos relacionados con el deseo y la afectividad.


-¿Los colegios y las universidades deben dejar de transmitir conocimientos, habilidades y competencias para formar futuros profesionales?

-No. Por supuesto: deben transmitir conocimientos y estimular el desarrollo de habilidades, pero sin descuidar la individualidad de cada alumno, sus aptitudes y deseos. Hay que educar para ser, fomentar en los chicos un camino de encuentro con su esencia. Si vivimos desconectados de nosotros mismos, siempre buscaremos llenar un vacío interior en el exterior. Ningún bien material (auto, departamento, viaje); ningún cargo o empleo, por más prestigioso y remunerado que sea, puede llenar ese vacío. Mi propuesta es ayudar al maestro y al chico a encontrarse consigo mismo, incluso animarse a sentir el vacío que todos tenemos dentro, y emprender luego un camino de búsqueda e integración. Una persona anclada en sí misma, auténtica y madura encontrará en la sociedad un buen lugar para desarrollarse profesionalmente y, lo más importante: vivirá contenta.

Fuente: Diario LA NACIÓN

En el Sitio de Claudio Naranjo se pueden leer partes de su libro "Cambiar la educación para cambiar el mundo".

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